A continuación, revisaremos algunos datos indispensables acerca de la historia de nuestra querida yerba mate. Su consumo ha estado presente en Sudamérica desde sus comienzos, debido a que las comunidades nativas consumían solamente productos cuya manufactura se adaptara al medio natural. La yerba mate funcionaba como una moneda de pago destacada entre comunidades, haciendo funcionar el intercambio cultural y productivo.
El rol de los Jesuitas
Al llegar los colonos españoles e identificar que esta yerba estimulaba y daba energía a los indios, la consideraron diabólica. Pero con la llegada de la orden jesuita – la más humanista y científica de todas las congregaciones católicas – se pudo comenzar con su cultivo y domesticación.
Los jesuitas que se instalaron en la selva misionera identificaron los beneficios de la infusión e iniciaron su consumo y producción. En 1769 fueron expulsados de América, con esto se estancó el desarrollo del cultivo organizado, reiniciándose otra vez a comienzos de 1900.
Su etimología nos cuenta bastante sobre su historia: “Ilex“, proviene del latín y significa “acebo”, es un género que cuenta con más de 400 especies arbóreas descubiertas de regiones templadas y cálidas, y “paraguariensis” nace de la antiguamente llamada “Provincia Paraguaria”, la cual pertenecía al Virreinato del Perú. Es decir, se denominó así a la planta de la yerba mate gracias a la región donde naturalmente crecía y se consumía esta infusión. En esta zona se realizaban misiones jesuíticas guaraníes, las cuales en esos tiempos abarcaban los territorios de Paraguay, Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil, y Chile.
Primeras pisadas en tierra chilena
Poco a poco la yerba mate se hizo popular en Chile, comercializándose desde 1558, y popularizándose con la llegada a tierras chilenas de los integrantes de la expedición de Alonso Sotomayor en el año 1583, durante la guerra de arauco, los cuales comienzan un comercio trasandino de esta yerba.
Según Eugenio Pereira (historiador multifacético que destacó por sus contribuciones a la historia de la cultura chilena), en 1664 la yerba mate se vendía en Santiago, la cual llegaba desde la región paraguaya a nuestro país, convirtiéndose este en un centro receptor y redistribuidor de mate.
Además, cabe mencionar a los distintos pueblos originarios que consumían la yerba mate dentro de su dieta regular dentro de todo el continente, entre ellos se encuentran los Pampas, Mapuches, Charrúas, Guaraníes, Quechuas y Xetás.
Evidentemente, el mate ha estado marcando nuestra cultura latinoamericana desde siempre, y sigue haciéndolo en la actualidad, gracias a todo el cariño que le guardamos. Cada comunidad, a su propia manera, le ha otorgado un uso distinto y un valor único a esta planta, creando así un amor que crece con el tiempo.